Lección 1
Características generales
Es el método artístico más antiguo que se conoce y el de composición más simple, pues consiste en unos palos de madera (ramitas de vid, sauce o nogal son las más utilizadas) que hemos carbonizado. Su uso es muy flexible porque mancha con gran facilidad, proporcionando trazos amplios y la posibilidad de cubrir grandes superficies sombreadas. Por sus cualidades expresivas permite plasmar la atmósfera, la luz e incluso el color en los temas realizados con este material.
Tipos de carbón
a) El carboncillo: Es la forma más corriente y se fabrica en bastones de 13 a 15cms. con diferentes grosores (de 5mm. a 1,5cms.). La mayoría de las marcas ofrecen 3 graduaciones: blanda, media y dura. Pueden usarse por el extremo y también planos en toda su longitud; con un poco de cuidado se pueden afilar con una lija fina. Resulta muy adecuado para dibujos sueltos, amplios y expresivos.
b) El carbón comprimido: Consiste en una mezcla de polvo de carbón con un aglutinante, en algunos casos mezclados con arcilla; resulta más estable que el carboncillo y su intensidad y fluidez se asemejan a la de los colores al pastel. Se presentan en barritas y bastones cuyos trazos y manchas son más difíciles de borrar.
c) El lápiz carbón: Es una barrita muy fina de carbón comprimido protejido por una madera en forma de lapicero de fácil manejo. Es menos sucio que los anteriores, pero no produce trazos amplios porque sólo puede dibujarse con la punta. Es muy adecuado para "toques" en detalle y dibujos más pequeños. Existe la siguiente gama: 6B (extrablando), 4B (blando), 2B (medio), HB (duro).
Estos tres tipos de carbón pueden combinarse entre sí o usarse individualmente, pero el carboncillo se usará en primer lugar para plantear y estudiar el tema y los otros dos se usarán principalmente en las fases intermedias y en los acabados.
Superficies
El carboncillo puede usarse sobre varias superficies rugosas como el papel de embalar, el cartón, el lienzo..., pero el soporte más adecuado es el papel verjurado Ingres. No obstante resultan apropiados todos los papeles con textura o "grano" como los Mi-teintes de Canson y otros, que suelen tener diferentes grados de textura: grano fino, grano medio y grano grueso. Estos papeles recogen mejor el polvillo del carboncillo asegurando en mayor medida su fijación a la superficie y además ofrecen una buena resistencia a los borrados y frotados cuando se difumina, se corrige o se sacan luces a un dibujo. Además, proporcionan expresividad y textura a los acabados, ya que el carboncillo refleja inevitablemente el grano del papel.
El carbón comprimido y el lápiz carbón también pueden trabajarse sobre las superficies anteriormente mencionadas, pero los papeles más adecuados para su manejo son los de grano fino o incluso algunos papeles lisos siempre que no sean satinados o brillantes. El acabado con estos materiales tiende a ser más detallado, académico y pulido, siendo aptos para estudios en profundidad y trabajos muy acabados. Existe la posibilidad de trabajar sobre papeles coloreados, cuya finalidad es la de proporcionar una armonización general del tema, así como unos contrastes especiales. Las marcas Canson (Mi-Teintes) e Ingres ofrecen una gama de más de 35 colores en láminas de tamaño medio y grande con textura de grano medio.
Técnicas
El carboncillo sirve tanto para el dibujo de línea como para el de mancha y la mezcla de ambas cosas.
a) Dibujo de línea: Adecuado para bocetos, estudios previos y dibujos sueltos y expresivos tipo "apunte".
b) Dibujo de mancha: Para trabajos más acabados con sombreado y sensación de volumen y atmósfera.
c) Mezcla de mancha y línea: Para trabajos en los que una "ambientación" atmosférica (profundidad) sirve de envoltura a rasgos y trazos reforzados con más energía para definir algunas formas o implimirles más carácter y movimiento.
La fragilidad e inestabilidad del carboncillo permite hacer correcciones fácilmente con un trapo o soplando; así mismo, se puede difuminar con los dedos, con un difumino o con un trapo para conseguir gradaciones muy amplias y precisas. Pero por la misma razón hay que cuidar su manejo dibujando a mano alzada para evitar borrados accidentales y la aparición de huellas no deseadas. Es aconsejable trabajar los matices más intensos de sombra de una forma gradual para evitar la saturación del papel (1); sólo al final del proceso se pueden aplicar trazos fuertes o manchas intensas, pero ya sin toques posteriores. Es posible realizar una gradación de valores tonales, partiendo, eso sí, de una pequeña mancha más "cargada", difuminándola cuidadosamente. Las luces pueden hacerse con la goma de miga de pan, arrastrando el carboncillo con varios "toques" y limpiando la goma cada vez; con un pase suave de un dedo podemos aclarar un tono incorrecto y realizar "claros" y luces ténues. En el caso de trabajos sobre papel coloreado, las luces serán, en general, del tono del papel, pero las más intensas y contrastadas así como los "brillos" podremos realzarlos con la ayuda de una creta blanca o una barrita de pastel blanco.
El carboncillo funciona muy bien como técnica auxiliar de otras como las cretas y el pastel, con los que se combina excelentemente en cualquier momento de la obra. Se usa frecuentemente en los trabajos preparatorios de murales y los preliminares de pinturas al óleo.
(1) Conviene en este caso realizar algún emborronado general del dibujo que permitirá y mejorará, sin perderse del todo, el trabajo posterior.
Es posible utilizar carbón en polvo, aplicándolo con un difumino o un trapo, para conseguir matices de gran suavidad o para cubrir zonas amplias. También conseguiremos matizaciones muy delicadas efectuando "lavados" con agua límpia y pincel sobre una mancha de carbón.
En todos los casos, al final del proceso es imprescindible proteger el dibujo con un fijativo aplicado en capas sucesivas muy finas, ya que el carboncillo por sí mismo se fija muy levemente al papel. Normalmente los fijativos consisten en una mezcla de alcohol con goma arábiga o cualquier otra resina transparente y se presentan en spray o con pulverizador.